Al entrar en 2023, una narrativa común entre economistas e inversores era que la economía estaba en peligro de entrar en una recesión como resultado del esfuerzo de meses de la Reserva Federal para aumentar rápidamente los precios de los préstamos en un esfuerzo por contener la inflación.
Los empleadores agregaron más de 500,000 puestos de trabajo en enero, el mercado inmobiliario parece estar estabilizándose o tal vez recuperándose, y muchos expertos de Wall Street han disminuido la probabilidad de una caída este año. Los analistas están explorando la idea de que no habrá ningún aterrizaje suave, que el crecimiento simplemente se mantendrá, después de meses de debatir si la Fed podría manejar uno en el que la economía se desacelere pero no entre en una recesión brutal.
El sector manufacturero aún está a la baja, el gasto de los consumidores se ha disparado y algunos economistas todavía creen que una recesión menor este año es inevitable.
Aunque los analistas comienzan a preguntarse si el crecimiento y el mercado laboral pueden estar demasiado calientes para que la inflación disminuya tanto como anticipan los banqueros centrales, lo que eventualmente obligaría a la Fed a actuar con más fuerza, un aterrizaje suave sería un desarrollo bienvenido.